martes, 7 de febrero de 2012

Despedida calurosa en los termales

Crónica...
foto archivo-equipo

 Subimos hacia el pueblo para lo que iba a ser nuestra despedida del municipio, dándonos un paseo a los termales, actividad que ya habíamos planeado con anterioridad. Hernán, nuestro compañero nos informó que él invitaba al almuerzo y otras cuantas cositas, estas eran dos medias de ron Medellín añejo de tres años; unos paquetes de pasabocas, los cuales eran paquetes grandes que contenían unos más pequeños de diferentes sabores de los que cada uno podía escoger entre platanitos fritos hasta  bolitas de maíz de colores con un sabor dulce; dos botellas de tres litros cada una de Coca-Cola acompañarían el almuerzo que se encontraba empacado en hojas de plátano, este hecho por la señora Rubiela, contenía plátanos asados, arroz, una carne en extremo sabrosa y papas muy bien guisadas.
foto archivo equipo

A la espera de  abordar el vehículo que nos iba a llevar hasta el lugar donde se encontraban los termales, se nos arrimaban unos niños y niñas del colegio pidiéndonos autógrafos, situación que durante toda nuestra estadía fue el común denominador, a algunos de mis compañeros les molestaba, a otros les parecía algo novedoso, y otros  aceptaban con orgullo como si de verdad fueran famosos. Abordamos el vehículo, el cual era un campero de marca Nissan de color naranjado con pegatinas y propaganda pegada en los costados alusiva a candidatos a la alcaldía. Unos optaron por subirse atrás, a mí me tocó en la parte de adelante con Andrea y el conductor, algo apretados pues no podíamos estorbarle mucho a él para que pudiera hacer los cambios de marcha del vehículo por medio de una palanca que estaba adornada con una especie de ámbar y adentro traía un insecto.

De camino por la tortuosa carretera destapada, Hernán decidió que paráramos en una parte del camino donde se encontraba una virgen encerrada con una rejita pequeña y adornada con flores que según cuenta Hernán, en su investigación le dijeron que los pobladores hacen procesiones desde ese lugar hasta la iglesia.  Considero que es una distancia larga,  pues hasta allá pasaron como unos 20 minutos en carro. Luego de esto subimos aproximadamente 10 minutos más, y llegamos a lo que era un sendero algo resbaloso por las piedras y por la inclinación, estas piedras eran delgadas, pequeñas y muy frágiles, pero algo peligrosas pues cuando se parten quedan en forma de astillas muy filosas, entonces una caída en medio de estas rocas podría resultar peligroso, por lo cual  bajamos con mucha cautela.
foto archivo equipo

Al llegar al sitio, nos encontramos con que había una integración de una escuela de una vereda cercana, había tres tanques de agua caliente disponibles  y los asistentes en su mayoría niños disfrutaban al máximo. Pasamos y dejamos nuestros objetos en una especie de caseta construida por seis columnas de madera no muy gruesas amarradas con vigas alrededor y encima un techo de lata. Después los niños de esta escuela salieron junto con el profesor para lo que sería una "pequeña descubierta de amigo secreto" mientras eso, mis compañeros se desvistieron y procedieron a meterse al termal, en el tanque más grande que era el del fondo, yo opté por no sumergirme pues quería observar el acto que se estaba produciendo en la casetica.
foto archivo-equipo
foto archivo-equipo: alumnos de escuela veredal

En esta pequeña reunión los niños arribaban uno por uno a recibir antes que todo el almuerzo que constaba de arroz, ensalada de repollo y zanahoria, pollo cocinado y papas sudadas. Luego de recibir su plato, hacían otra pequeña fila para recibir un vaso de jugo de guayaba en agua, y buscaban un lugar cómodo para  comer, algunos optaban por acomodarse en una piedrita, otros simplemente tendían una toalla en el suelo para sentarse a comer. Después de comer todos se reunieron en un círculo y en el medio se encontraba el profesor quien llamaba uno por uno a los alumnos para que adivinara a quien tenía de amigo secreto, cada uno de los niños tenía un paquetico en la mano que era el regalo que le iba a entregar a su amigo. El niño o niña que no adivinara quién era su amigo secreto, recibía una "pena" del profesor, que era simplemente besar a alguien, saltar, bailar, cantar algo, gritar "estoy loco", etc. Uno a uno pasaron y la mayoría tuvieron que realizar la “pena”.

Al rato de realizar esta actividad la brisa aunque poco, empezaba a caer ya no hacia el sol resplandeciente de cuando llegamos al sitio y cada uno de los niños incluyendo los profesores iban cogiendo sus cosas y salían camino a casa, mientras que nosotros destapábamos cada uno nuestro almuerzo y empezamos a comer un exquisito manjar. La comida resultó muy buena y además de que algunos no habiamos desayunado entonces nos cayó muy bien la comida. Yo aún no me metía al termal, junté unos palos y les prendí fuego para calentarme, pues hacia frio debido a la lluvia, tuve que coger papelitos que estuvieran por ahí para poder encenderlo, pedacitos de madera en forma de astillas, pues no tenía a la mano una vela para que encendiera mejor, Andrea me ayudaba a meter los palos para que el fuego no se extinguiera. Ella no se volvió a meter al termal, estaba como aburrida pues de hecho se quedó dormida ahí sentada en una roca grande que había en el interior de la caseta, mientras que yo compartía con los otros compañeros que se encontraban de nuevo  en el termal.
foto archivo-equipo: vapor que emana del termal
foto archivo equipo: grupo de estudiantes de la U de A

Así termina nuestra estadía en los termales, una tarde llena de agua con diferentes temperaturas, pero con la satisfacción de el haber cumplido con una labor académica que se tornó  enriquecedora y divertida gracias a nuestros amigos habitantes del municipio de Peque (Antioquia).

por: Andrés Avendaño Agudelo

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