martes, 7 de febrero de 2012

En busca de la cascada


Crónica...

foto archivo-equipo
Nos preparamos para ir a una ruta de paseo que generalmente los jóvenes frecuentan para divertirse, un joven del Hogar Juvenil  Campesino de nombre Samuel nos acompañó. Primero tuvimos que atravesar el basurero del municipio, un lugar un poco desagradable pero en cierto sentido no olía del todo mal, al parecer le hacen buen mantenimiento. Luego bajamos por un sendero algo peligroso puesto que nos resbalábamos mucho, sin embargo, era algo divertido, salimos a la carretera y finalmente nos encontramos con un río lleno de piedras, a orillas del río había una casita  humilde y dentro del río dos bañistas que de por si se estaban divirtiendo aventando agua por todas partes. Nos fuimos por toda la orilla del río, íbamos pasando entre piedritas atravesando algunas zonas del río, algunos compañeros que iban conmigo, optaron por quitarse los zapatos para atravesar mejor el río, yo seguí con los míos puestos, pero desafortunadamente me toca quitármelos pues ya habían zonas donde había que pasar por entre afiladas piedras y estaba algo profundo.

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A medida que subíamos río arriba, íbamos contemplando el paisaje de las bellas montañas que contrastaban con el cauce de este, que no era peligroso por la cantidad de rocas que contenía, ya entendía yo por qué era una forma de distracción, además porque a los lados se encontraba vegetación abundante y era un lugar propicio para los enamorados, o al menos eso afirmaba el joven Samuel quien nos guiaba en esta travesía. Un poco más arriba encontramos en la parte derecha del río un muro de piedra que al parecer era utilizado por la empresa productora de energía que antiguamente había en el pueblo, y utilizaban la energía que producía la cascada que era finalmente nuestro objetivo de la travesía.

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Ya estaba a punto de rendirme, subíamos a través del curso del río, de piedras unas suaves, otras con filo que tallaban un poco los pies, cuando dando ya la vuelta a la derecha nos encontramos frente a una imponente cascada que evidenciaba una fuerza tremenda, y esto lo comprobó uno de nuestros compañeros que muy temerario él, se adentró hacia la cascada y probó en carne propia su descomunal fuerza. Estuvimos sentados un buen rato en unas piedras recibiendo el suave rocío que emanaba la cascada al chocar contra las piedras. Después nos devolvimos antes de que oscureciera tratando de seguir el mismo camino, pero yo sentía ya los pies muy cansados porque estaba descalzo y las piedras del interior del río me tallaban, pensaba para no sentir dolor, que esto era un ejercicio terapéutico.
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por: Andrés Avendaño Agudelo

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